Nuestro primer producto al público se elaboró hace 20 años, era hoja de coca tostada empacada en un tarro de plástico, especialmente para realizar infusiones, para entonces los clientes eran un pequeño círculo universitario quienes con curiosidad empezaron a tomar la infusión y hablaban del bienestar que otorgaba esta ancestral planta .
Hace más de 20 años, desde el corazón del territorio que habitamos surge la necesidad de dar a conocer las bondades de la hoja de coca, de contar nuestra historia y enfrentarnos a un imaginario negativo construido alrededor de la sagrada hoja, emprender un camino de encuentro de culturas, con la pregunta de cómo hacerlo en un país azotado por el narcotráfico, en un contexto que ha satanizado la planta y ha subestimado sus posibilidades productivas y beneficios.
“Desde territorio nasa, donde los caminos serpentean hacia un lugar antiguo y sagrado, el cielo se ilumina con un trueno que retumba hueca y prolongadamente, a paso firme y sereno aparece un anciano con las manos abiertas ofrendando un puñado de hojas de coca, con una sonrisa del color de ellas, lo que entregó el anciano fue sabiduría y medicina, alimento y tradición y es un legado que sus nietos están obligados a defender. Nuestra coca no hace daño, nuestra coca cura”